martes, 17 de febrero de 2015

SIT TIBI TERRA LEVIS


La religión juega con el destino de los seres humanos, suponiendo que el destino exista, como el casino lo hace con los jugadores que acuden a jugar a la ruleta: negro/rojo, pares/impares. Lo que la religión no quiere saber, o si lo sabe no le interesa que lo sepan sus acólitos, es que existe la Ley de la Termodinámica, y dentro de esa Ley una magnitud que se llama entropía que indica el grado de desorden de un sistema; o también la medida de incertidumbre existente ante un conjunto de mensajes del que se va a recibir uno solo. Todo ésto, claro está, es referido a la materia, al fin y al cabo es lo que somos: polvo eres y en polvo te convertirás. 
Como dijo el abate del cuento del conde de Villiers de I'Isle-Adam titulado El secreto de la Iglesia cuando pierde la partida de cartas que esta jugando: -¿El secreto de la Iglesia?... Es... que no hay purgatorio-.
Y así pasamos los días la mar de bien, entre El diablo en la botella y La isla del tesoro.

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