lunes, 24 de noviembre de 2014

CAINITAS



La Biblia no dice nada de cómo Caín, el agricultor, mató a su hermano Abel, el ganadero. En verdad el texto es un ejemplo de manipulación, por lo menos en la edición que he consultado: la de Eloino Nacar Fuster y Alberto Colunga Cueto. El pasaje si da claramente a entender que es por envidia. Ambos presentan sus ofrendas a Yavé. El primero los frutos de la tierra, el segundo los primogénitos de su ganado, lo mejor de ellos; y claro, Yavé se siente halagado por terneros y carneros antes que por granos de trigo o manzanas, pues la Biblia no aclara si los granos o las manzanas eran gordos y sanas, y menos aún si eran los primogénitos de la cosecha. 
En la sociedad actual los trabajadores asalariados son los descendientes de Caín y las clases privilegiadas los de Abel, así lo diría un hagiógrafo de hoy, aunque tendría que hacerlo en forma de impuestos para los cainitas y rebaja de los mismos para los del asesinado, pudiendo expresarlo más o menos así.:
Al cabo del tiempo los descendientes de Caín hicieron ofrendas a Yavé del fruto de su trabajo, y se la hicieron también los descendientes de Abel, mostrando sus cuentas corrientes en paraísos fiscales, las más gordas y opacas; y agradóse Yavé de los descendientes de Abel, pero no así de los de Caín. Hubo elecciones en el Edén, y los cainitas votaron a los descendientes de Abel, de modo que éstos gobernaron con el beneplácito de Yavé. 
Así se escribe la historia sagrada y la apócrifa también.

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