Consenso: te he dicho que por el culo no. Y no se da por el culo, sin más.
Ya me parecía raro que, con el viento en contra, fuera tan rápido. De regreso, el desnivel del dos por ciento se alargaba durante quince kilómetros, y el sudor se dejaba caer por el nason perfil, hiriendo con su sal, tan humana, el propio cristalino.
Pero quedaba lo mejor. Los instantes, a veces tan imperceptibles, que hacen, a un día cualquiera, otro más.
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